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Última actualización: 15 Feb, 2024

Diferencias entre tarjetas de crédito y débito: una guía detallada

¿Te conviene más una tarjeta de débito o crédito?

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Escrito por

Josep Garcia

Josep Garcia

Cofundador de Upcashwise

Soy Josep Garcia, originario de Barcelona. En 2018, lancé mi propio sitio web de finanzas y productos bancarios. Terminé especializándome en la creación de contenidos de finanzas personales y certificarme como asesor financiero por EFPA (asociado #37363) en 2023.

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En su día a día, mucha gente que no está muy interesada en esto del mundo de las finanzas utiliza el término “tarjeta de crédito” de manera indistinta, ya sea para hablar de tarjetas de crédito o débito.

¿Pero cuál es la diferencia entre tarjeta de crédito y débito? ¿No es, al fin y al cabo, todo lo mismo: una forma de pago que evita llevar efectivo encima?

Pues bien, aquí te dejo el primer punto clave de este artículo: no, las tarjetas de crédito y débito no son lo mismo, ni mucho menos, y existen notables e importantes diferencias entre lo que es una tarjeta de crédito y lo que es una tarjeta de débito.

La principal es muy clara: mientras que la de débito opera con los fondos de la cuenta corriente del titular de la tarjeta, la de crédito opera con fondos prestados por un banco.

En este artículo voy a tratar de exponer todas las diferencias entre una y otra tarjeta, cuáles son las ventajas y desventajas de cada una, cuáles son sus requisitos más habituales y a qué tipo de operación se adaptan mejor.

¡Vamos con ello!

Resumen diferencias tarjeta de débito y crédito

Voy a comenzar analizando las principales diferencias entre tarjeta de crédito y débito antes de analizar cada una de estas tarjetas de modo más pormenorizado. Dichas disimilitudes son:

  • La forma de pago. Aquí radica la principal diferencia entre tarjeta de crédito y débito, pues mientras la tarjeta de débito utiliza fondos de una cuenta bancaria corriente vinculada a ella, la tarjeta de crédito afronta sus pagos mediante préstamos por parte de la entidad bancaria. Es decir: mientras que los fondos de las operaciones llevadas a cabo con una tarjeta de débito se descuentan de manera automática de la cuenta bancaria correspondiente (dinero que ya tienes); en el caso de la tarjeta de crédito, el banco reclamará el dinero utilizado con ella a posteriori.
  • El límite de la operativa. El límite de la operativa. Mientras que el primer límite para una tarjeta de débito lo impone la propia liquidez de la cuenta (no se puede llevar a cabo una compra de 100 euros si no hay 100 euros en ella), con la tarjeta de crédito se deben configurar ciertos límites de gasto mensual, autorizados por el banco.
  • Vinculación a una cuenta bancaria. Hay que destacar que las tarjetas de débito siempre deben ir vinculadas a una cuenta corriente que el titular de la tarjeta tiene abierta con la entidad emisora de la tarjeta de débito. Es decir, una tarjeta de CaixaBank siempre va vinculada a una cuenta bancaria de CaixaBank. Sin embargo, este no es el caso con las tarjetas de crédito: se puede tener una tarjeta de crédito de una entidad diferente a la de la cuenta en la que se cobran sus deudas.
  • Retiradas en el cajero. Con la tarjeta de débito, no hay trampa ni cartón ni coste a la hora de sacar dinero en efectivo de un cajero, siempre y cuando dicho cajero sea propiedad de la misma entidad bancaria que la tarjeta: el único requisito es tener fondos. Con muchas tarjetas de crédito ocurre al contrario: debido a que el dinero que retiraremos en el cajero no será de nuestra cuenta corriente, sino que será un préstamo por parte del banco, dicho retiro a través de tarjeta de crédito llevará asociada un interés si no se devuelve el dinero a tiempo.
  • Facilidades para adquirir una. Adquirir una tarjeta de débito es tan sencillo como ser titular de una cuenta corriente en un banco, pues la obtención de una tarjeta de ese tipo suele ser inseparable del hecho de abrir una cuenta corriente en cualquier sucursal: los requisitos son mínimos. Obtener una tarjeta de crédito es más difícil: ya que supone una forma de operar con fondos prestados por parte de un banco, este querrá asegurarse de la solvencia económica del solicitante.
  • Incentivos y seguros. Una gran cantidad de tarjetas de crédito ofrecen ciertos incentivos, ya sea cubriendo parte de los gastos en cualquier comercio o en un grupo reducido de establecimientos que tienen un acuerdo con la entidad. Además, las tarjetas de crédito suelen llevar asociados seguros gratuitos (de vida, de accidentes, de trabajo, de salud, etc). Ninguna de estas características es habitual en las tarjetas de débito.

¿Qué son las tarjetas de crédito?

Las tarjetas de crédito son un instrumento emitido por entidades bancarias o financieras y que su titular puede utilizar como método de pago, pago que se realizará a través de la financiación prestada por la entidad bancaria o financiera en cuestión, siempre a cambio de una comisión. Consulta esta guía de las mejores tarjetas de crédito online si quieres una que no te cobre comisiones.

Dicho de otra forma, las tarjetas de crédito son un elemento que permite a su titular afrontar una operación mediante el préstamo económico de la entidad propietaria de la tarjeta, que luego aplicará ciertas comisiones por dicho servicio.

Página web de American Express
Página web de American Express

Las primeras tarjetas de crédito comenzaron a utilizarse a comienzos del siglo XX en EE. UU., surgidas de la idea de generar un instrumento para que los clientes profesionales pudiesen disponer de crédito en cualquier momento. Su uso se generalizó en la segunda mitad del pasado siglo y las más utilizadas, hoy en día, son Visa, MasterCard y American Express.

La tecnología de las tarjetas de crédito ha ido evolucionando desde las de banda magnética más tradicionales hasta las aplicaciones móvil actuales, pasando por las de chip, o contactless.

Ventajas y desventajas de las tarjetas de crédito

  • Permiten disponer de dinero en cualquier momento. Esta es la ventaja más clara y obvia de una tarjeta de crédito: imagínate que, de repente, un mes tienes que hacer frente a varios gastos inesperados, y que el dinero que tienes en tu cuenta corriente no es suficiente para cubrirlos. Pues una tarjeta de crédito permite afrontarlos y, más adelante, plantear la forma de redimir esa deuda (que puede acarrear pago de intereses) que más te convenga.
  • Puedes acomodar la forma de pago a tu manera. Siguiendo con el ejemplo del punto anterior, la forma de saldar las deudas de esos desembolsos inesperados suele quedar a la elección del usuario: siempre a costa de ciertas comisiones, por supuesto, el titular puede decidir si saldar todo a final de mes, si hacerlo a plazos, o si hacerlo mediante una cuota fija mensual. El método de pago se adapta a las necesidades del usuario.
  • Ofrecen ventajas en ciertos comercios y sectores. Muchas tarjetas de crédito ofrecen descuentos o bonificaciones sobre ciertas tiendas, grupos de tiendas, sectores, o compañías. Un ejemplo muy habitual de este tipo de tarjetas de crédito es la Tarjeta Repsol Más, que se puede obtener en entidades bancarias como CaixaBank, BBVA, o Ibercaja, y ofrece descuentos de hasta el 7% en gasolineras de Repsol, Campsa y Petronor.
  • Acceso a diferentes seguros de manera gratuita. Son numerosas las tarjetas de crédito que ofrecen, como parte de su oferta, acceso de manera gratuita a diferentes tipos de seguros: de vida, accidentes, de hogar, etc. Esta puede ser una propuesta interesante para todo aquel que esté buscando un seguro sencillo en cualquier campo.
  • Permite viajar sin preocupaciones. En ciertos países, como es el caso de los Estados Unidos, algunos establecimientos solo aceptan el pago con tarjetas de crédito. Por ello, ser titular de una permite evitar quebraderos de cabeza a la hora de moverse por el extranjero. Hay que decir que, poco a poco, esta ventaja va desapareciendo, puesto que las tarjetas de débito son cada vez más aceptadas a nivel global.

  • Permite gastar más de lo que se tiene. Y esto puede ser un problema para todo aquel que no tenga unas finanzas estables, o un control sobre cómo estas funcionan. La ecuación para mostrar este riesgo es sencilla: aunque uno cuente con un salario de 3.000 euros al mes, si un mes se despreocupa y gasta 3.500 euros (algo que con una tarjeta de crédito sin límite es factible) sin tener ni un euro ahorrado, el problema está servido.
  • Cobran intereses. Nadie te va a dejar dinero gratis, y mucho menos un banco. Así pues, las tarjetas de crédito permiten utilizar un dinero que no tenemos en la cuenta bancaria, pero lo hacen a cambio de cobrarte interés si no devuelves el dinero a tiempo, como no podía ser de otra manera. Y ojo, que el tipo de interés no es bajo.
  • Complejidad. Se trata de contratos de crédito algo complejos, en algunos casos. Al tener muchas formas de devolver el dinero (p.ej. a plazos, revolving, etc.), puede resultar difícil comprender cuánto se paga en intereses.
  • Suele conllevar comisiones a las retiradas en cajeros o bancos. Puesto que la tarjeta de crédito es un instrumento para gastar dinero prestado por el banco a cambio de una comisión, no es sorpresa que las entidades también cobren una tasa a cualquiera que vaya a retirar efectivo a un cajero a través de una tarjeta de crédito.
  • El proceso para conseguirlas no es tan sencillo. Abrirse una tarjeta de crédito no es algo tan sencillo como el proceso para conseguir una tarjeta de débito. Se debe acreditar cierta solvencia económica ante la entidad que va a proporcionar la tarjeta de crédito, pues esta estará poniendo dinero en el nombre del titular y querrá asegurarse de su capacidad para devolverlo.
  • Comisión de mantenimiento y emisión. Por lo general, conseguir tarjetas de crédito sin una comisión de emisión o mantenimiento es más difícil que con las de débito (casi nadie cobra por una de débito).

Quién debería tener una tarjeta de crédito

Teniendo toda esta información acerca de las tarjetas de crédito en cuenta, así como sus pros y contras, creo que las tarjetas de crédito pueden ser una buena opción para todo aquel que cuente con la capacidad de tener sus finanzas bajo control. Al final, ofrecen una posibilidad de afrontar pagos inesperados, aun cuando no tenemos la liquidez para hacerlo en ese momento oportuno, y eso siempre puede ser de ayuda.

Si tienes gastos inesperados y eres capaz de llevar a cabo una buena planificación de tus ingresos y gastos, tener una tarjeta de crédito puede hacerte la vida un poco más fácil.

¿Qué son las tarjetas de débito?

Las tarjetas de débito son muy similares a las de crédito, con la diferencia crucial de que el capital que utilizan en las operaciones no es el del banco, sino del titular de la tarjeta y la cuenta vinculada a esta.

Es decir: si tienes una tarjeta de débito no podrás pagar con esta si no tienes dinero en la cuenta asociada.

Ya que su accesibilidad es mayor, el uso de las tarjetas de débito está mucho más extendido que el de las tarjetas de crédito. Según datos del Banco de España, los consumidores españoles contaban en 2022 con unos 47 millones de tarjetas de débito, frente a los 41 millones de tarjetas de crédito. Además, su utilización en el día a día es mucho más habitual.

Ventajas y desventajas de las tarjetas de débito

  • No permiten gastar más de lo que se tiene. Para aquellos que nunca quieran gastar más de lo que tienen, o prefieran no pedir prestado dinero alguno al banco, las tarjetas de débito son su opción predilecta: solo podrás gastar el dinero que tengas en la cuenta.
  • Se puede retirar efectivo sin comisiones en cualquier cajero de la entidad. Además, otra de las ventajas, es que siempre permiten retirar dinero en efectivo de los cajeros de la entidad. Incluso algunas tarjetas de débito, como la de la N26, permiten cinco retiradas gratuitas por mes en cualquier cajero (siempre que este no aplique comisiones).
  • No hay intereses ni comisiones por operaciones. Con las tarjetas de débito, pagas por lo que gastas, sin comisiones ni tasas ni cobros sorpresa. La mayoría de tarjetas de crédito no cobran ni por emisión ni por mantenimiento.
  • Son fáciles de conseguir. Hacerse con una tarjeta de débito es tan sencillo como abrir una cuenta bancaria en cualquier entidad financiera, pues la apertura de una cuenta suele conllevar la entrega de una tarjeta de débito. En algunos casos como la Cuenta Online del BBVA, puedes tener la cuenta y tarjeta (virtual) activadas en un par de horas.

  • Pueden dar problemas en el extranjero. Viajas a EE. UU., entras a una tienda de ropa porque has visto que los pantalones Levi’s están muy baratos, te pruebas cuatro, cinco, seis, siete, ¡todos te gustan y te quedan como un guante! Pero resulta que vas a pagar todo con tu tarjeta de débito y nada, que te dicen que no se acepta el pago. Entras a tu cuenta bancaria, ves que tienes fondos de sobra. ¿Qué pasa, entonces? Pues que, en algunos países extranjeros, las tarjetas de débito de España no siempre funcionan.
  • Se puede gastar lo que se tiene. Si te quedan 800 euros en la cuenta corriente vinculada a la tarjeta, no te permitirán ni siquiera gastar 801 euros. Con las tarjetas de débito se puede gastar lo que se tiene. Y eso tiene su parte buena, pero también su parte no tan buena.
  • No suelen tener ventajas extra. En la que es otra diferencia clave entre tarjetas de crédito y débito, estas últimas no suelen ofrecer a sus titulares descuentos en comercios, tipos de tiendas, o seguros gratuitos vinculados.

Quién debería tener una tarjeta de débito

Se podría decir que todo el mundo debería contar con una tarjeta de débito. Al final, son una opción magnífica para operaciones del día a día.

También, por ejemplo, las tarjetas de débito con límites de gasto, pueden ser una gran opción para menores de edad, o para personas tuteladas.

Entonces, cuál es mejor: ¿una tarjeta de débito o crédito?

Pues, básicamente, depende. Depende de la capacidad económica, la estabilidad financiera y el autocontrol que cada uno tenga sobre su gasto de dinero. En un escenario ideal, lo mejor sería tener tanto una tarjeta de crédito como otra de débito: la primera para gastos inesperados o para utilizar en casos concretos y necesarios (viajes, gastos inesperados, etc.), y una de débito para el día a día.

Pero, otra vez, no todo el mundo (ya sea por estabilidad financiera o por capacidad económica) puede permitirse tener una tarjeta de crédito. Por ello, lo mejor es estudiar el caso de cada uno de manera independiente.

Casuística Tarjeta de crédito Tarjeta de débito
Problemas de liquidez Las tarjetas de crédito ofrecen una salida para los problemas de liquidez: si su titular no tiene dinero en la cuenta corriente, estas le permiten acometer cualquier operación (a cambio de las comisiones respectivas, claro). Al tirar del dinero que se tiene en la cuenta corriente vinculada, sin liquidez en la cuenta (dinero), no hay operación.
Viajes Hay establecimientos en ciertos países, en los que solo se acepta el pago con tarjetas de crédito. Por ello, siempre es buena idea llevar una para cualquier viaje al extranjero. Igualmente, llevar una tarjeta de débito a cualquier viaje puede ser una buena idea. Por ejemplo: retirar dinero en un cajero.
Alquilar coches Ciertas compañías de alquiler de coches, tanto en España como en el extranjero, solo aceptan tarjetas de crédito, o aplican recargos y guardan ciertos límites al tipo de coches que se pueden alquilar con tarjetas de débito. Pueden existir restricciones al tipo de coches que se pueden alquilar.
Para el día a día Cualquier operación que se lleve a cabo con una tarjeta de crédito conlleva un préstamo de dinero por parte de la entidad bancaria. Es decir, conlleva intereses si no se devuelve a tiempo. En cambio, la tarjeta de débito es la herramienta perfecta para las operaciones del día a día.
Para acumular puntos Algunas tarjetas de crédito, como pueden ser las vinculadas a las gasolineras, cuentan con programas de puntos que, en el medio plazo, permiten aprovecharse de descuentos. Son muy pocas las tarjetas de débito que ofrecen la posibilidad de acumular puntos por compras.
Para conseguir un seguro Es muy habitual que las tarjetas de crédito ofrezcan acceso gratuito a seguros de vida, de viaje, etc. Entre la oferta de las tarjetas de débito no suele estar el acceso gratuito a seguros de cualquier tipo.
Para retirar dinero en cajeros Una de las principales desventajas de las tarjetas de crédito es que, como en cualquier otra operación, la retirada de dinero de un cajero conlleva intereses. Por su parte, la retirada de dinero en efectivo de un cajero es uno de los propósitos principales de las tarjetas de débito.
Requisitos Como es obvio, un banco o cualquier otra entidad financiera exigirá unos requisitos antes de conceder una tarjeta de crédito, pues el usuario estará tomando prestados fondos del banco que luego tendrá que devolver. Por ejemplo: un estudio de solvencia. En el caso de las tarjetas de débito, sucede todo lo contrario: todo aquel que tiene acceso a una cuenta bancaria tendrá acceso, también, a una tarjeta de débito a través de la que podrá operar con la liquidez de dicha cuenta.

Costes y comisiones de las tarjetas

A la hora de hablar de los costes y comisiones de las tarjetas, lo primero es establecer una diferencia muy clara entre tarjeta de crédito y de débito.

Las comisiones y costes en el caso de las tarjetas de débito se acota a dos casos concretos: las comisiones por emisión y por mantenimiento. Esta última se cobra de forma anual, y suele tener una cuantía en torno a los 35 euros. Sin embargo, hay un sinfín de tarjetas de débito que te permitirán abrir una tarjeta de débito sin comisiones como la Tarjeta Open Debit de Openbank.

Openbank, tarjeta de débito sin comisiones
Openbank, tarjeta de débito sin comisiones

En cambio, el panorama de las comisiones y costes cambia mucho cuando toca hablar de tarjetas de crédito. En este caso, a mayores de las comisiones por apertura y mantenimiento, hay costes de financiación. Te detallo algunas de sus modalidades de pago:

  • Pago inmediato o en dos días. Aunque no sea lo más habitual, algunas tarjetas de crédito ofrecen la posibilidad de saldar las deudas de manera inmediata o en el plazo de dos días sin acumular intereses.
  • Pago a final de mes. Sin embargo, lo habitual entre las tarjetas de crédito es que su método de pago de la deuda se produzca a final de mes. Es decir: que todas las compras que el titular ha realizado durante el mes se salden en el último día. Con esta modalidad no tendrás que pagar intereses.
  • Pago fraccionado. En este caso sí hay intereses. El titular decide fraccionar el coste de una o más compras. Según la duración del aplazamiento del pago y la cuantía financiada, los intereses serán mayores o menores.
  • Revolving. Las tarjetas de crédito con modalidad de pago revolving son aquellas que aplazan cualquier pago de manera automática para ir saldándolo a plazos. Los intereses, tanto en este caso como en el de los pagos fraccionados, suelen estar en torno al 22% del TAE.
Otra comisión típica con las tarjetas, tanto de débito como de crédito, es al usarlas en el extranjero para hacer compras. Además de una pequeña comisión, te harán un tipo de cambio desfavorable si pagas en una moneda diferente a la tuya; p.ej. compras en Londres en libras y resides en España.

Límites de gastos con tarjetas a crédito y débito

Tanto las tarjetas de crédito como las de débito cuentan con la función de establecer límites de gasto, ya sean diarios o mensuales, o de retirada en cajeros. Estos límites suelen modificarse en la web o en la aplicación móvil correspondiente a cada tarjeta.

Cambio de límite tarjeta ING débito
Cambio de límite tarjeta ING débito

Esta es una buena forma de controlar tus finanzas y asegurarte de que no estiras más el brazo que la manga. Si tienes problemas para controlar tus gastos, deberías, seriamente, valorar añadir límites de gastos.

Ten en cuenta que cualquier tarjeta de crédito vendrá con un límite máximo, diario y mensual de gasto. Este límite dependerá mucho del estudio de solvencia que la entidad te realice.

Requisitos de las tarjetas

Tanto tarjetas de débito como de crédito tienen varios requisitos comunes. A saber:

  • Que el titular sea mayor de edad.
  • Tener una cuenta bancaria a la que se pueda vincular la tarjeta.
  • Firmar y entregar la documentación requerida por el banco (DNI, normalmente).

Además, las entidades emisoras tarjetas de crédito también pueden solicitar a los aspirantes a usuarios que aporten ciertos datos sobre su situación financiera, laboral, e ingresos fijos. Vamos, lo más seguro es que el banco quiera ver tu nómina o declaración de la renta antes de darte una tarjeta de crédito.

Y luego, tema aparte, es el de tarjetas de crédito más exclusivas, como puede ser la Visa Oro, cuyos requisitos son mucho más estrictos. En este caso, habría que sumarle exigencias por parte de la entidad emisora como:

  • Contar con un perfil de riesgo favorable, así como con un historial crediticio positivo.
  • Tener unos ingresos mensuales mínimos y seguros.
  • No estar presente en listas de morosos como las de la RAI o la ASNEF, por poner algunos ejemplos.

Últimas reflexiones sobre las tarjetas de crédito y débito

Así pues, como resumen de este artículo sobre las diferencias entre tarjetas de crédito y débito, creo que cabe sacar varias conclusiones:

  • La primera diferencia fundamental es de dónde provienen los fondos que utilizan una y otra tarjeta. Mientras la de débito saca la liquidez de la cuenta corriente del usuario que está vinculada a la tarjeta, la de crédito utiliza fondos prestados por la entidad financiera emisora, lo cual conlleva una comisión si no saldas la deuda antes de la fecha acordada (normalmente a finales de mes).
  • Por esta misma razón, y debido a que se puede acumular deuda y comisiones, una tarjeta de crédito siempre cuenta con un punto más de riesgo que la tarjeta de débito.
  • Sin embargo, también es cierto que la tarjeta de crédito puede cubrir funciones que no puede cubrir la de débito. A saber: los pagos en ciertos viajes al extranjero, alquiler de coches, acceso a seguros, a programas de puntos, etc.